Abstract
The Edwards, a millionaire chilean family, came from England in 1804. Their history in our national land is going on holding the hands with the Chile’s history, at the start, in the Independence.
George Edwards Brown, an english pirate, had ten children. Austin was the mos important. Since that date, in each generation have there been an important Austin, till this day.
Austin Edwards Ossandón began his independent life as a banker; he established the Edwards bank and bought El Mercurio de Valparaíso, a chilean newspaper.
His Grandson, Austin Edwards Mac-Clure, established El Mercurio of Santiago, a very known newspaper till today.
Edwards bank and El Mercurio are still owned by family Edwards, an honourable and virtuous family…
La familia Edwards
A finales del siglo XVIII y a inicios del XIX, Chile dejaba atrás el período de la Colonia y, debido a visiones democráticas procedentes de Europa, se despertaba en la sociedad un “afán de emancipación en Chile”[¹]: la Independencia. Es en este mismo lapso, en el año 1804, cuando un buque inglés –el Blackhouse- recala en La Serena, con una tripulación pirata.
A bordo de la nave, se encontraba el marino inglés George Edwards Brown, fundador de la familia Edwards en Chile.
Se cuenta que, durante su estancia en La Serena, George Edwards se enamora de Isabel Ossandón Iribarren y decide dejar la piratería y permanecer junto a su amada.
Escondido en la casa de Isabel, George Edwards espera la retirada de su tripulación. Al irse ellos, es capturado por los españoles y transportado hacia El Callao, quedando preso por dos años. Cuando salió de prisión en 1806, vuelve a La Serena para contraer matrimonio con Isabel Ossandón en ese mismo año. Se le nacionalizó chileno y luego comenzó a dedicarse a ciertas actividades mineras de la región.
Ocho hijos fueron concebidos en este matrimonio: Joaquín, Teresa, Juan Bautista, Santiago, Carmen, Agustín, José María y Jacoba Edwards Ossandón, todos nacidos en La Serena.
La familia Edwards fue, y sigue siendo, una de las familias más conocidas, influyentes y acaudaladas en Chile. Desde su llegada, hace ya doscientos años, han intervenido de forma considerablemente significativa en nuestra historia. En diversas ramas de la sociedad en estado presentes; tanto como en la economía, la política, la prensa, la historia y la minería. Una crónica que se va edificando con el transcurso de generaciones.
El primogénito, Joaquín Edwards Ossandón, nacido el 24 de agosto de 1808, decidió seguir los pasos de su padre e hizo importantes contribuciones a la minería que se realizaba en La Serena.
Joaquín se fue a estudiar a Boston y cuando volvió a Chile “estableció las fundiciones de Cobre; Diaguita en La Serena y Lirquén en Concepción”[2]. Joaquín Edwards fue el abuelo de Joaquín Edwards Bello (1887), llevando éste último apellido por su madre; Ana Luisa Bello Rozas, nieta de Andrés Bello. Joaquín Edwards Bello [izquierda] fue un escritor, famoso por sus críticas a Chile, a su pueblo, a sus clases sociales y a sus costumbres. Desde pequeño se había interesado por la literatura. Durante su vida como estudiante creó dos revistas y años más tarde, se desenvolvía sin miedo exponiendo artículos en los periódicos. Recibió el Premio Nacional de Literatura y el Premio Nacional de Periodismo.
Teresa Edwards Ossandón dio origen a la familia Délano en Chile, gracias a su segundo matrimonio; Paul Hinckley Délano.
El tercer descendiente; Juan Bautista Edwards Ossandón, entre sus ocho hijos se encuentra Alberto Edwards Argandoña, padre de otro escritor: Alberto Edwards Vives. Como su primo, Alberto Edwards criticaba la forma de vida de los chilenos y su “ineficiente” forma de gobierno en la época. Sus ensayos relacionados con la historiografía de Chile fueron más conocidos que cualquier otra cosa que haya escrito, siendo La Fronda Aristocrática en Chile el más sobresaliente.
Santiago y Carmen mantenían la tradición del crecido número de retoños en su linaje. Carmen Edwards Ossandón contrajo matrimonio con el escocés David Ross. Su hija mayor, Juana Ross [derecha], es reputada por su noble espíritu solidario. Su vida está salpicada de enorme actos de caridad. Uno de ellos fue el auspicio de la construcción del Hospital San Agustín de Valparaíso; y ayudó a reconstruirlo cuando padeció en el terremoto de 1906. La Casa de Maternidad en el hospital de San Felipe fue obra de ella también, tal vez manifestando de alguna forma desviada, el dolor que sintió al vivir la muerte de todos sus hijos.
José María no tuvo descendientes y Jacoba se casó con un norteamericano, con quien tuvo ocho hijos.
La celebridad y fortuna de la familia Edwards en Chile no es realmente gracias a su fundador; sino a su sucesión, más concretamente a su antepenúltimo hijo: Agustín Edwards Ossandón.
Agustín fue el que le dio verdadero prestigio a su apellido y linaje. Su padre había ocupado ciertos cargos públicos en Coquimbo y vagado por las minas de la misma zona, pero nunca consiguió acercarse siquiera a la riqueza que actualmente poseen. Después de morir, todas las deudas que debía recayeron sobre los hombros de su hijo, quién obviamente tuvo que lidiar con ellas.
Son dos los hechos que forman un hito, tanto en su familia y en él mismo como en los años venideros de la historia de Chile. Primero fue la fundación del actual banco Edwards y luego la compra del periódico “en circulación más antiguo de Chile y del mundo en lengua castellana”[3]: El Mercurio de Valparaíso. El primer Agustín Edwards de Chile llegó a tener 3.242 millones de dólares en dinero actual.
“Aunque de niño nunca fue demasiado estudioso -pasó apenas por la escuela primaria-, tenía gran capacidad con los números y una memoria privilegiada”[4]. Suceso extraño, pero ya conocido. El pequeño negocio minero que su padre había introducido, ahora él lo continuaba en su etapa de adolescente. Cinco años después decide abandonar su hogar para comenzar una vida de adulto, tratando de evitar así, problemas de convivencia con su padre.
“En dicha época comenzaba en el Norte Chico un auge de la minería, con los descubrimientos de los minerales de plata de Arqueros (1825), Chañarcillo (1832) y Tres Puntas (1848); y el desarrollo de la minería del cobre, que dieron inicio a un prolongado auge de las exportaciones y negocios mineros, donde concurrieron cientos de hombres (extranjeros y nacionales) en busca de fortuna en esta verdadera ‘California local’ cuyo centro de gravedad era la ciudad de Copiapó.”[5]
Que más tarde haya establecido el Banco Edwards del ahora es concordancia a su pasado, a como fueron sus primeros “negocios”. En Vallenar se dedicaba a proveer de alimentos y otros materiales y al préstamo de dinero a los mineros. Ellos le pagaban concediéndole metales (cobre, plata) que él vendía o exportaba. Los préstamos que efectuaba iban potenciados con un doce o dieciocho porciento de interés anual, lo que a largo plazo, aumentaba su capital.
Dos años después de haber mantenido este sistema de banquero, se mudó a Copiapó, donde se mantuvo realizando préstamos a comerciantes.
Durante su extensa estadía en Copiapó, junto a Matías Cousiño, Tomás Gallo y Gregorio Ossa y Cerda fundan la Sociedad Minera de Copiapó. Pocos años después ya era una figura social en la capital minera con una enorme riqueza bajo el brazo y un ferrocarril financiado por él mismo.
Agustín Edwards Ossandón no se detuvo ahí. En 1851 se desposa son su sobrina, la ya mencionada antes Juana Ross Edwards, un alma caritativa de buen corazón. Tomando en cuenta lo codiciosos y poco escrupulosos matrimonios de la época, su unión en santo matrimonio se deba, tal vez al deseo de no compartir su fortuna, asegurándosela a sus herederos de sangre Edwards.
En Copiapó, Agustín había creado la Casa de Edwards y Cía., y en Valparaíso instaló una sucursal de la compañía con el apoyo de su cuñado, Thomas Smith, esposo de su hermana Jacoba.
Los “bancos”, en sí no eran tales, porque en ese tiempo no había ley que lo reconociera como banquero oficial, realizando las funciones propias de un banco.
Pero ya en 1867, había instituido oficialmente el Banco de Agustín Edwards y Cía. Su negocio seguía siendo el mismo que el que lo había llevado a la cumbre; “habilitador” de mineros y exportación de metales y minerales.
Agustín Edwards Ossandón –según su testamento-, en ese entonces tenía 3 hijos vivos: Arturo, Gustavo y Agustín. Adelaida y Arturo había muerto en alguna parte de su niñez. Arturo Edwards Ross tenía 26 años cuando murió su padre.
Ya en sus últimos años de vida –con una enfermedad cardíaca que se agravaba cada día-, su última “obra” fue la compra del edificio de El Mercurio de Valparaíso.
El Mercurio de Valparaíso, un periódico de antiquísima historia chilena, fue fundado el 12 de septiembre de 1827 por Pedro Félix Vicuña, su primer director y redactor. Al principio, salían dos número por semana; hecho que cambió en 1829, año “en que comienza a aparecer todos los días”[6]. El periódico, aún en vigencia en el mundo contemporáneo, paso de dueño en dueño hasta quedar en manos de José Santos Tornero.
En medio de una crisis económica –principalmente gracias a las deudas de Tornero-, Agustín Edwards compra el edificio en marzo de 1875. En 1877 el periódico es completamente suyo.
Es posible que la crisis que afrontó El Mercurio de Valparaíso se deba también a la crisis económica que se vivió durante el gobierno de Aníbal Pinto Garmendia. En esa misma época, el 2 de enero de 1878, Agustín Edwards Ossandón fallece producto de su enfermedad al corazón.
Agustín Edwards Ossandón jamás utilizó su fortuna para construirse un palacio en Chile, no así como todos los otros acaudalados, como los Cousiño. Junto con su esposa, siempre tenían la visión y cierto enfoque en el ahorro que no desestabilizara a su familia en ningún momento. Su hijo, Arturo no se fijó en la modestia que mostraba su padre antes la “ostentación” y erigió, en 1888, un mansión para vivir. En 1892, María Luisa Mac-Clure se convirtió en dueña de la mansión. La vendió al Club de Septiembre y ahora es lo que vemos como la Academia Diplomática de Andrés Bello.
Agustín Edwards Ross “hereda el imperio económico”[7] de su padre, entre ellos, El Mercurio de Valparaíso. Se encargó de incrementar aún más la fortuna de su padre, pues había recibido la educación determinada al mundo de los negocios y el comercio.
Sentía afición por el periodismo y es posible que eso lo haya ayudado a determinar adueñarse del periódico de su padre, a pesar de la crisis que enfrentaba.
[8]De su madre heredó su espíritu solidario; el deseo de ayudar a la comunidad lo que “lo llevó a ser diputado por Quillota durante cuatro períodos; ministro de Hacienda de Balmaceda; senador por Valparaíso; presidente del Senado y ministro de Industrias, Obras Públicas y Hacienda del Presidente Jorge Montt”.
Se casó con María Luisa Mac-Clure –la ya nombrada dueña de la mansión Edwards- y tuvo diez hijos con ella; Adela, Agustín, María Teresa, María Luisa, Francisa, Juana, María, Raquel, Carlos y Raúl Edwards Mac-Clure.
La Compañía Chilena de Seguros y la Casa Agustín Edwards y Cía. le fueron legados de su padre.
Agustín Edwards muere joven, con un poco más de cuarenta años, por lo que no hay mucho que contar de su vida, aparte de los logros que acrecentaron la fortuna de su familia.
Muere en 1897 y El Mercurio de Valparaíso pasa a formar parte de sus tres hijos varones: Agustín, Carlos y Raúl.
Agustín Edwards Mac-Clure (1878) encontró su vocación en el periodismo, rasgo que recibió de su padre. A la edad de diecinueve años había escrito dos libros, inspirados en un viaje a Europa con sus padres. Al igual que su predecesor, fue político en una temprana edad; miembro de la Cámara de Diputados en 1900 y Ministro de relaciones exteriores tres años mas tarde.
Pero a lo que se dedicó realmente fue a la prensa, a escribir. Su auténtico gran logro fue, sin duda, El Mercurio –de Santiago-, fundado en el año 1900.
La versión santiaguina de El Mercurio llegó a ser más conocido que su edición en Valparaíso.
El Mercurio de Valparaíso tenía como dueño, en una tercera a parte a Agustín Edwards MacClure, por lo que la idea de inaugurar el periódico en Santiago debió haberle resultado atractivo.
El primero de junio de 1900 se instituye el Mercurio con su primera edición vespertina, pues el diario predominante en ese tiempo era El Ferrocarril, Y El Mercurio, un diario nuevo en Santiago, no era más bien un “éxito de taquilla”.
Además de El Ferrocarril, apareció un nuevo periódico llamado El Diario Ilustrado, y como su nombre lo decía, este tenía fotografías.
Agustín le había comprado a los Larraín Zañartu una enorme casa en las calles Compañía con Morandé, estructura que sería la nueva “sede que el diario necesitaba para consolidarse”[9]. Pero un edificio no era suficiente para sacar adelante el periódico.
Dos años después de su primera edición, Edwards decidió cambiar su estrategia. El Mercurio sería matutino, y se implementaría una edición vespertina también; Las Últimas Noticias de El Mercurio. La gente podía suscribirse al periódico y pagando 2 o 3 pesos más, recibir las dos ediciones.
Antiguo edificio de El Mercurio de Santiago
Actual edificio de la empresa El Mercurio, desde 1983
Todos sabemos que El Mercurio sigue vigente hasta el día de hoy, posiblemente asociados para siempre a los Edwards.
Posteriormente, Edwards siguió publicando y fundando revistas como Zig-Zag, El peneca, Selecta y Familia.
Agustín Edwards Mac-Clure se casó con Olga Budge Zañartu y solo tuvo un hijo con ella; Agustín Edwards Budge. Importante personaje político que viajó a muchas partes del mundo, incluyendo Londres, su “tierra nativa” como la llama él en su libro “My native land”, traducido a “Mi Tierra”. Fue perseguido durante la dictadura de Carlos Ibáñez Del Campo y al igual que sus predecesores, “manejó el Banco de A. Edwards, que en 1910 se había transformado en sociedad anónima, elevando su capital”[11].
Al morir en 1941, su hijo, Agustín Edwards Budge hereda El Mercurio y el Banco de Agustín Edwards. Estudió en Paris y “creó una empresa editora que llegó a ser la más grande del país, la Editorial Lord Cochrane.”[12]
Edwards Budge supo manejar todos los contratiempos que se le presentaron a El Mercurio durante la Segunda Guerra Mundial.
Contrajo matrimonio con Isabel Eastman Beéche, quién dio luz a cuatro hijos: Agustín, Sonia, Roberto y Marisol. Luego de que murió joven –antes de los 57 años-, su hijo Agustín presidió la empresa de El Mercurio.
Antes de “asumir el poder” de esta magnífica empresa, realizó varios estudios En Estados Unidos, Inglaterra; y con sus muchos honores pudo trabajar en el The Times de Londres. Fue, recién cuando llegó a Chile, nombrado dueño de El Mercurio, tras la muerte de su padre.
Para agrandar aún más la riqueza familiar, creó otros periódicos en diferentes partes de Chile. El nuevo edificio de El Mercurio en Vitacura desde 1983 fue obra suya. Y dándole prestigio a los valores inculcados en los Edwards a lo largo de sus ascendientes, instituyó la Fundación Paz Ciudadana.
Con su esposa, María Luisa del Río tiene seis hijos: Agustín, Isabel, Carolina, Cristián, Andrés y Felipe. Rompiendo el esquema de nombres, es Felipe Edwards del Río quien tal vez herede la dirección de El Mercurio, mientras que su hermano, Agustín está a la cabeza del antiguo diario vespertino Las Últimas Noticias.
Analizando la vida de los Edwards, su trabajó, sus logros, sus descendientes es cuando uno al fin entiende la importancia que se les daba a las prestigiosas familias antiguamente. Un enorme imperio –como lo vemos reflejado en el actual Banco Edwards o El Mercurio-de enormes paredes resistentes e imponente firmeza es lo que ha podido subsistir gracias al esfuerzo, visión y perseverancia de la familia Edwards. Estudiando la vida de Agustín Edwards Ossandón es cuando caemos en la cuenta de lo desacertados que pueden ser nuestros malos prejuicios acerca de la reputación de millonarios que nos inspiran ciertos apellidos en la actualidad.
No cualquiera puede establecer una verdadera “fábrica de dinero” partiendo con las grandes deudas del predecesor y con la escuela primaria apenas terminada, junto con dejar impregnados en su descendencia una serie de valores que han prevalecido por dos siglos; todos éstos rasgos y características de una gran familia que, curiosamente, atracó en algún oscuro puerto de La Serena, a bordo de un clandestino buque pirata de las costas de Inglaterra…
Por Álvaro Altamirano
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[1] Del Canto, Claudio; Torres, Rodrigo. Guía de Estudio. La Independencia de Chile. Liceso San Agustín. Depto. De CS. Sociales.
[2] http://es.wikipedia.org/wiki/Familia_Edwards
[3] http://es.wikipedia.org/wiki/El_Mercurio_de_Valpara%C3%ADso
[4] http://www.edicionesespeciales.elmercurio.com/destacadas/detalle/index.asp?idnoticia=0131052005021X0330121&idcuerpo=405
[5] Nazer Ahumada, Ricardo. La Fortuna de Agustín Edwards Ossandón: 1815-1878. HISTORIA, Vol. 33, 2000. Instituto de Historia. Pontificia Universidad Católica de Chile.
[6] 1984. Historia Didáctica de Chile. Ediciones tamarugal. Santiago de Chile. Págs 712-713.
[7] http://es.wikipedia.org/wiki/Familia_Edwards
[8] Antiuo Edificio de El Mercurio de Valparaíso.
[9] http://www.edicionesespeciales.elmercurio.com/destacadas/detalle/index.asp?idnoticia=0131052005021X0330121&idcuerpo=405
[10] BERNEDO PINTO, Patricio y ARRIAGADA CARDINI, Eduardo. LOS INICIOS DE EL MERCURIO DE SANTIAGO EN EL EPISTOLARIO DE AGUSTÍN EDWARDS MAC CLURE (1899-1905). Historia (Santiago), 2002, vol.35, p.13-33. ISSN 0717-7194.
[11] http://www.latercera.cl/medio/articulo/0,0,38035857_172985949_182644888,00.html[12] http://www.edicionesespeciales.elmercurio.com/destacadas/detalle/index.asp?idnoticia=0131052005021X0330121&idcuerpo=405
Bibliografía
-www.icarito.cl
-www.wikipedia.org
-www.memoriachilena.cl
-www.scielo.cl
-www.escritores.cl
-www.latercera.cl
-www.edicionesespeciales.elmercurio.com
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-Concha Cruz, Alejandro; Maltés Cortez, Julio. Historia de Chile. 1995. Bibliografía Internacional S.A.
Referencia de imágenes
-http://www.icarito.cl/medio/lamina/0,0,38035857__185209844,00.html
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